Me reí, sarcástica:

—Fue ella la que quiso ser protagonista, entonces que disfrute la gloria de mi guion.

—Ajá, ajá. —De inmediato el ánimo de Valerie, que hasta hacía un momento estaba decaída, se encendió cuando empezamos a hablar mal de Camila.

—Dicen que el director es otra vez Samuel, el mismo al que llaman “el emisario del infierno”. No importa cuán famosa sea la estrella, igual la regaña como si fuera una cualquiera. Ja, esta vez esa desgraciada de Camila la va a pasar muy mal.

—Por eso, cuando te toque hacer tu papel, no tengas piedad.

—Claro que no. —Valerie me respondió, con una sonrisa pícara.

Al día siguiente.

Aún no me había despertado cuando sentí unas manitas sacudiéndome.

Adormilada, abrí los ojos y vi que era Luki.

Me levanté y miré el reloj en la mesa de noche: ya eran más de las nueve de la mañana.

—¡Mami, mami! —me apuró, nervioso.

—¡Levántate, mi papi llegó!

Un escalofrío recorrió mi cuerpo, despertándome por completo.

—¿Qué dijiste? ¿Tu papi vino?

Luki asintió con