Miré fijamente ese papel.
En cuanto leí las palabras "dos semanas de embarazo", todo se me empezó a nublar una y otra vez. Si en serio estaba embarazada, entonces, por la cuenta de los días, no había duda de que podía ser de Javier. ¿Qué se suponía que iba a hacer ahora?
Después de lo que pasó con Javier, ya me dolía demasiado pensar en cómo iba a hacer para que Mateo me aceptara. Y ahora, encima de todo, resulta que esperaba un hijo de Javier. Si yo misma no podía aceptar que las cosas terminaran así, ¿con qué cara le iba a pedir a Mateo que lo hiciera?
¿Por qué la vida tenía que ensañarse así conmigo?
Hace tiempo, cuando quería salvar a Embi, deseé con todas mis fuerzas tener otro hijo con Mateo, pero el doctor me dijo sin vueltas que ya no podía quedar embarazada. Entonces, ¿por qué justo ahora me venía a pasar esto con un hijo que no tenía que nacer?
Pasé mucho tiempo hundida en la tristeza y la desesperación por no poder ser mamá. Y en ese momento, lo que más quería era que de ver