Camila agarró las sábanas con fuerza y me dijo en voz baja:
—Todo esto no es más que un montón de suposiciones tuyas. O acaso, ¿tú mandaste a esos dos guardaespaldas, los que intentaron asfixiarme? ¿Armaste todo ese show para engañarme y separarme de Waylon?
—Je, je, je...
Bajé la mirada, con una sonrisa malvada.
—Confías mucho en Waylon, ¿no? Tranquila, le voy a contar cuánto confías en él. Así, si algún día te mata, no vas a tener de qué arrepentirte, ¿verdad?
—Maldita... —Camila se puso furiosa.
Yo me aguanté la risa. En serio no entendía de dónde sacaba tanta confianza en que Waylon no la iba a matar.
¿No sabía ya cómo era él?
La miré un momento y dije, tranquila:
—Dime, en todo este tiempo, Waylon no se comunicó contigo, ¿verdad?
Antes de que respondiera, volví a burlarme:
—Claro. Dejaste de servirle; ahora puede deshacerse de ti.
Camila se mordió el labio, incómoda.
Supuse bien.
Después del intento de asesinato, seguro intentó llamar a Waylon para saber qué pasaba, y lo más proba