Durante este tiempo, él me mandaba mensajes puntualmente todos los días a las siete de la noche. Pero hoy ya habían pasado las siete y cuarto y no había llegado ningún mensaje. No pude evitar sentirme ansiosa. Me preocupaba que algo le hubiera pasado.
Distraída, seguí al equipo hacia el restaurante. Valerie fue generosa y reservó todo el segundo piso del restaurante. Cada uno podía sentarse donde quisiera. Originalmente iba a sentarme con Valerie y Samuel, pero justo cuando nos sentamos, Camila llegó y se llevó a Carlos a su mesa. Cuando los vi juntos, la sonrisa de Valerie se congeló un momento.
—Vaya. Parece que últimamente tu humor no es muy bueno, Camila. Tus miradas siempre parecen cuchillos hacia mí. Y quién lo diría, todavía vienes a hacerme el favor de acompañarme —dijo Valerie.
—¡Valerie! —Carlos le susurró, pidiéndole que se moderara.
Valerie hizo un gesto, como diciendo: "¿Dije algo malo? ¿Tan rápido te alteraste?".
Con sentimientos encontrados, Carlos se mordió el labio. No