POV Franco
Esto me está desesperando. Miro mi teléfono, que lo traigo en la mano. Esperando un mensaje o una llamada de Evolet, pero nada. Aunque esto me resulta raro porque mis hombres me acaban de informar que llegaron hace unas horas a la casa. Así que no sé qué es lo que esté haciendo Evolet que no me ha llamado.
—Ya cálmate, Franco, seguro mi hija está acomodándose, así que deja que se aliste y ya cuando termine nos llamará a ambos —me dice.
—Pero ¿por qué cuando llegó no nos habló? —digo en tono de desesperado.
—Cálmate, respira un poco y deja; ella ya nos llamará —me lo repite el señor Meyer.
—Pero usted sabe que su hija me importa demasiado —mencionó.
—Lo sé y te agradezco que te importe porque tú y yo sabemos por todo lo que ha pasado y ella se merece ser feliz —expresa con calma.
En eso escuchamos que alguien toca la puerta, los dos volteamos a ver quién es y es Susan.
—Señor Meyer, sus padres están aquí y preguntan por usted —dice Susan.
—Enseguida voy. Pásalos a la sala —l