Observó cómo poco a poco van acomodándose las jóvenes en el segundo piso. Todas, al ver lo que está pasando, muchas se tapan los ojos mientras que otras sonríen felices.
Me espero a que los hombres de León terminen de acomodar todo lo que puede quemarse a los pies de Clara y Riccardo. Veo cómo le echan un poco de gasolina. Cuando terminan, me giro para hablar con más jóvenes.
—Hola, chicas, mi nombre es Evolet. Sé que muchas de ustedes no me conocen y algunas de ustedes sí. Verán, para las que no me conocen. Yo fui una de ustedes, abusada y golpeada por este pendejo. Él mató a muchas chicas, a mi amiga Carol entre ellas. Pero también mató a mi padre frente a mis ojos. Me torturó y al final me mataron, o bueno, eso pensaron hasta el día de hoy. Así que, chicas, ustedes son libres de irse con su familia; yo las ayudaré a regresar a sus hogares porque aquí les haré justicia a todas aquellas que sufrimos por culpa de él.
Así que me acerco a donde está el fuego, tomo una de las antorcha