Entre la espada y la pared (2da. Parte)
El mismo día
Islas Maldivas
David
Dicen que escuchar a la razón a veces es de valientes, pero no te dicen que debes apuñalar a tu corazón por el bien del otro. Y eso si que duele en el alma. No se trata de sacrificio, sino dejar escapar la felicidad, a esa persona que te complementa, como en mi caso. Porque el universo conspiró en mi contra al poner a Cristal en mi camino. Fue la lección más cruel y a la vez el regalo más grande: dar el amor.
Y aun así sentía esa lucha interna entre dejarla marcharse y pedirle que siga a mi lado, pero esa decisión solo ella podía dármela.
A pesar de todo, encerré mis sentimientos, dejé abierta la puerta para que ella decida, pero podía verla en sus ojos azules la misma lucha que sentía yo. Pues el amor que sentíamos nos ataba, nos condenaba o solo tal vez nos salvaba.
Lo cierto fue que volvimos a encontrarnos con el acosador, pero pudimos escapar. Lo malo fue la traición de unos de los “amigos” de Cristal dejando el panorama complicadísimo. Lo sabía,