Mi vida contigo (2da. Parte)
El mismo día
Islas Phi Phi, Tailandia
David
Esa pregunta que cambió nuestras vidas llevaba un peso que Cristal nunca llegó a imaginar. No se trataba solo de pedirle matrimonio a la mujer que amaba; era darle el día que merecía, con su familia, con su historia completa, sin ausencias que dolieran. No podía seguir siendo egoísta. No podía robarle esa ilusión. Tal vez por eso tardé en volver a pedírselo… no por dudas, sino por querer hacerlo bien.
Aquel día, después de hablar de mudarnos, la observé desde el marco de la puerta. Cristal terminaba de acomodar a nuestro pequeño torbellino en la cama. Eric respiraba profundo, con las pestañas pegadas por el sueño.
—Se durmió al fin… —murmuró ella, alisándole el cabello.
Me apoyé en el marco, cruzando los brazos, una sonrisa inevitable dibujándoseme en la cara.
—Ya era hora —dije en voz baja—, porque nosotros tenemos un asunto pendiente, futura señora Adams.
Ella se giró despacio, arqueando una ceja.
—¿Cuál?
Di un paso hacia ella.
—No pensará