Entre la espada y la pared (3era. Parte)
La misma noche
Islas Maldivas
Cristal
Quizás mi parte de abogada habló guiada por la desesperación de mantenernos con vida. Por eso pensé que volver a Londres era lo mejor. No era egoísmo, tampoco insensatez, pero sí había riesgos: como la liberación de Blake, como David preso por fingir su muerte.
Y, aun así, tarde entendí que no podía obligarlo… y eso era lo ridículamente absurdo. Queríamos estar juntos, pero nuestros destinos parecían estar cruzados. Como si la vida solo nos hubiera unido donde la fecha de caducidad ya estaba a la vuelta de la esquina, donde gritaba “no es su momento.”
De todas formas, ambos nos seguíamos resistiendo, o simplemente esperando para que cada uno eligiera su camino. Tal vez se daría al llegar a la India… y después aceptar lo que viniera con resignación, porque nuestra prioridad era abandonar la isla con vida.
A todo esto, volvimos a la casa. Un lugar donde podíamos todavía sentirnos seguros, aunque a pesar del momento caótico que vivíamos… cuando me di