Mundo ficciónIniciar sesiónAria entró por la puerta trasera del callejón, todavía con los ojos húmedos y la respiración entrecortada. El murmullo del bar llegó como un golpe repentino, demasiado fuerte después del silencio de afuera. Apenas dio un paso hacia el pasillo, la puerta de la oficina se abrió y Rowan apareció, con el gesto duro y el ceño fruncido.
Se encontraron de frente. Por un instante, ninguno habló.
—Aria… —dijo Rowan, con voz más baja de lo habitual. Su tono no tenía filo, sino un cansancio profundo—. Tenemos que hablar.
Ella lo miró, dudando. Temía otro enfrentamiento, otro reproche, pero algo en sus ojos la detuvo: no había ira allí, sino un dolor crudo.
Asintió, y Rowan le abrió el paso para volver a la oficina. La puerta se cerró tras ellos, ais







