Capítulo 142
—Entonces, muchas gracias, tía —respondió Sofía con una sonrisa que no llegaba a los ojos.

—Nada de gracias —contestó Luisa con una voz dulzona—. Con que me hagas caso y te portes bien, es suficiente. Con lo bonita que eres, ¿cómo no va a gustarte el señor Rivera?

Luego, en tono más suave aún, añadió:

—Nomás acuérdate de quién te ayudó cuando estés en la cima, ¿eh?

—Eso por supuesto, tía. El cariño que me tiene, lo tengo muy presente… ni un segundo se me olvida —dijo Sofía, sin borrar esa sonrisa que, por algún motivo, le provocó a Luisa un escalofrío.

Algo en su mirada la descolocó.

Ya no era tan fácil manejar a esa muchacha.

¿En qué momento se le volvió tan difícil?

—¡Mamá, ya llegué!

Desde la puerta entró Tomás, vestido con ropa deportiva de marca, lleno de accesorios: arete, anillos, actitud. Tenía ese aire arrogante que no disimulaba ni queriendo.

Apenas vio a Sofía en la sala, frunció el ceño.

—¿Y tú qué haces aquí? ¿Quién te dijo que podías volver?

Sofía permaneció sentada en el
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP