—¿Se puede saber a dónde vamos con esta ropa? —preguntó Sofía, mirándose con cierta incomodidad—. No es precisamente algo que uno llevaría a un evento normal.
—Esta noche hay una gala benéfica. Me vas a acompañar.
Sofía frunció el ceño al escuchar que Alejandro la quería llevar a una gala de caridad.
—¿Y por qué no vas con Mariana?
—¿De verdad te gustaría que fuera con ella?
El tono de Alejandro era seco, con un dejo de molestia.
—No es eso —respondió Sofía—. Solo pienso que la señorita García haría mejor pareja con usted.
—¿Me estás echando, Sofía?
—No diga eso, señor Rivera. Lo nuestro es una alianza de negocios, y temporal. Cada quien hace su vida, ¿no? Todo el mundo sabe que a usted le gusta Mariana. No entiendo por qué llevarme a mí.
Cada palabra de Sofía era un intento por tantear los límites de Alejandro.
Él respondió con frialdad:
—Cada quien hace su vida… Qué interesante. Se nota que tú y Mateo se están divirtiendo bastante.
—No tanto como usted y la señorita García, que hasta