Por el bien de la empresa, los padres deciden cambiar a su hija por dinero y arreglan un matrimonio para ella. Ana y Gabriel acuerdan ser amigos y darse el divorcio en un plazo de dos años, pero luego las cosas cambian. El amor los va atrapando poco a poco, y cuando se dan cuenta están enfrentando los problemas del destino amarse. La lucha para poder estar junto de hace muy dura día a día.
Leer másCuando tenía siete años, mi hermano Andrés y yo estábamos jugando a las escondidas detrás de la casa, corrí tanto y me escondí también que fue difícil para el encontrarme, mis padres no notaron mi ausencia y la Nana preocupada llamo a la policía dos días después me encontraron, en el mismo lugar.
Ese día aprendí que nuestros padres ignoran por completo nuestra existencia, que ni notan cuando no estamos.
Andrés decidió irse de casa y mamá solo se enteró a los cinco meses, porque la llamaron de la policía para decir que mi hermano estaba preso.
La ironía de la vida es que por alguna u otra razón no abandonamos a nuestros padres en este frío hogar.
No tenemos la mejor relación y solo a veces deseamos ser escuchados por ellos.
He visto familias, ser unidad y amorosas y solo puedo sentir envidia, mi cabeza está llena de muchos pensamientos todas las mañanas y quisiera haber nacido en otro hogar y con otra familia.
El sol que entraba por la ventana creaba una pesadez en mis ojos, que hacía que fuera un poco difícil abrirlos, estaba segura de que por la noche había cerrado las cortinas, pero mamá siempre entraba en mi habitación, hacia lo que se le daba su gana y entraba a su antojo un leve suspira salió de mis labios y escondí mi rostro debajo de la suave almohada.
Permanecí quieta mientras me dejaba abrazar por el sueño nuevamente, hasta que oí voces y gritos viniendo de la habitación junto a la mía y un horrible sonido de una puerta cerrando de golpe y los gritos de mi madre me hace perder los minutos de paz, era el momento más hermoso de mi vida y lo perdí por las peleas de Andrés y mi madre.
Cosa que siempre suceden y últimamente con más frecuencia.
—Eres un mal hijo, no quieres ni a tu padre ni a mí, que lo damos todo por ti y por tu hermana, no pierdo mi tiempo más contigo y ve a que te maten en esos barrios de mala muerte, porque eso es lo va a pasar si no vuelves en razón Andrés — Mama grita muy fuerte y me preparó para ir a ver qué pasaba, puedo sentir el sentimiento en las palabras de mi madre finge que no le importa, pero sé que en el fondo nos ama. Eso quiero creer.
¿¡Porque todas las madres deben de amar a sus hijos!?
Andrés es un rebelde sin causa, sus malas juntas con los chicos de otra comunidad hacen que sus problemas de conductas aumente y con ellos tres detenciones en la comisaria donde mi padre le ha dejado pasar más de una semana detenido y no es que a papá o al mismo eso le importe mucho, pero creo que a veces él intenta llamar su atención, pero de la peor manera y la cual no funciona porque a ellos no les importa, la verdad creo Andrés no va a cambiar y ellos no van a ser mejores padres.
Vivir en la alta sociedad como le llaman, nuestros padres nos ha alejado del mundo real, de la pobreza, de la escasez, del hambre, del dolor que pueden padecer muchas personas en lo que llama mamá, el mundo real de los pobres y mi hermano prefiere estar en ese mundo, el mundo donde todos trabajan para sobrevivir, Andrés ama ese mundo prefiere vivir con ellos dice que hay más amor y confianza que son gente de bien.
Nunca me he ido a las comunidades en las cuales el convive, pero la verdad me gustaría sentir un poco de eso que mi hermano llama hogar y donde prácticamente vive, sé que la única razón de su forma ser, es que allá hay algo que no tenemos en casa. Amor…
El amor de las personas que aun sabiendo que recién te conocen quiere dar los mejor de sí, para ti en las buenas y en las malas.
Giro con pesadez y me siento en la cama, bajo pies para encontrar mis pantuflas, me levanto y me arrastró hasta la puerta de la habitación aún con los ojos aún cerrados asomo mi cabeza por la puerta abriendo los ojos pero no encuentro a nadie en el pasillo, así que cierro la puerta y me encaminó al baño.
A pesar de que mi cerebro dice que no todo está bien como mis padres lo pintan, mi corazón tiene la esperanza que esa dichosa sorpresas de la que papa tanto hablo en la cena de ayer no sea de verdad una muy mala sorpresa porque ellos nunca preparan nada que sea bueno para sus hijos.
Porque con mis padres nunca se sabe cuándo vas a reír o llorar.
Andrés y yo sabemos muy bien, que estos sucesos son muy seguidos.
Mi Padre envío un mensaje de texto por la mañana decía claramente que no podía llegar tarde a la cena, la cual sería realizada en mi restaurante favorito y está intriga me estaba volviendo loca, mama salió de casa muy temprano y papa se pasó toda la mañana en la empresa mandando ordenes por mensajes de textos cada segundo que si el maquillaje y la ropa debían se perfectos.
Papá nunca fue un padre que note estos detalles. Solo podía existir un motivo y eran los nuevos socios.
Había estado toda la semana hablando de sus nuevos socios y lo bien que nos vamos a llevar con ellos, cosa que es nueva porque nunca nos han invitado a conocer ningún socio.
Al bajar al comedor encontré a Andrés, por la forma de comer su comida con el tenedor pinchando fuertemente en plato mientras mantenía sus ojos fijos en él, sé que tiene algo muy en el fondo de sus pensamientos dando vueltas y sé que tiene a alguien especial por eso se niega abandonar las comunidades a las que asiste.
Mi hermano siempre fue alguien reservado hasta conmigo y es algo que más molesta a mamá porque a ella parece odiarla haciendo todo lo que no debe, en cambio yo, soy la estúpida que debo seguir a mis padres.
Y antes de que pensará que quiero méteme en sus vidas u opinar de ella decido abandonar el comedor, voy por mi bolsa para salir de casa, Encontrándome a Rafa el chofer de la familia este como siempre amable y con una leve sonrisa me abrió la puerta del coche para dejarme entrar, tanto el como la tía son personas muy amables dado que fuimos criados por ellos a falta de nuestros ausentes padres.
Al llegar al centro comercial me dispuse hacer lo que mejor que se hacer.
Gastar el dinero de mis padres y porque no hacerlo, ellos hacen con nuestra vida los que les vienen en gana y muchas veces no podíamos opinar.
Al llegar al restaurante y saludar a los empleados que eran muy conocidos de Andrés, me fijé que en la mesa de mis padre se encontraba un hombre joven y guapo y dos señores que supongo son sus padres.
Así que fingí mi mejor sonrisa como estaba acostumbrada y me dispuse a comportarme como esperaban mis padres.
—Disculpa la tardanza saben cómo son las mujeres siempre quieren salir bellas de casa y se toman más tiempo de lo normal —Dijo mi padre y mi sonrisa se borró poco a poco, el mismo me pidió llegar un poco tarde — Les presento a mi hija Ana Maldonado.
—Es un gusto conocerlos —Dije tendiendo mi mano con amabilidad la cual fue ignorada por el guapo hombre y me pareció un poco grosero de su parte.
Sus padres lo presentaron como Gabriel Smith.
Y solo por un segundo sus ojos y los míos conectaron, para dejar un rastro de miedo en mi corazón su mirada era tan penétrate que mi cuerpo se erizo pero así mismo el centro su atención en otro cosa.
Era como si todos en las mesas no existieran, me dio tanta intriga su comportamiento que solo puede verle un poco más.
Y entonces me perdí cuando escuché al señor Smith decir.
—Entonces podemos hablar de la boda.
El miedo creció en mí, busque la mirada de mamá rápidamente, pero la suya estaba perdida en el plato frente a ella y papá, este ser humano llamado padre solo tenía una asquerosa sonrisa de victoria en su rostro.
Oh dios mío
Que me estás haciendo papá.
¿Cuál boda?
—Ana estamos aquí hoy en esta cena para informarles que ustedes se casan, en dos semanas se realizará una boda que los unirá en matrimonio — Mire fijamente a mi padre y estalle en una carcajada muy ruidosa llamando la atención de las demás personas en las otras mesas que se giraron a vernos, un temblor en mis manos no se hizo esperar y sentía que no podría respirar.
—Dime que estás bromeando papa — Solté aun riendo — ¿dime que es mentira?—dije con la voz entre cortada y subiendo el tono de voz.
—Lo siento Ana, pero tu madre y yo hemos estado hablando de ustedes, los dos están en la edad de casarse y creo que lo mejor será... Además, tú estás soltera, él también y los dos pueden llevarse bien.
La sonrisa de papá es la más fea que he visto en mi vida, sabía acaso el dolor que me estaba causando. Porque lo dudaba.
—No, aquí lo único que pasa es que ustedes me están vendiendo a una familia rica, papa estás loco, soy tu hija, puedes vender las acciones en la bolsa, puedes tener más ofertas para la empresa, yo... La verdad no creo que esta sea la solución - mis lágrimas amenazaron con salir y las contuve - Estás loco padre... como vendes a tu hija para salvar una empresa porque no vendes a Andrés.
-Ana deja de ser grosera, eres una señorita que se le enseñó educación y respeto, me estás dejando mal frente a mis socios, esta es una decisión tomada, harás lo que yo diga - dijo mi padre - Disculpen su mala educación, ella no es de comportarse de esta manera.
Se habían vuelto locos, muy locos, la verdad.
-Madre di algo - Un ahogado sollozo escapo de mi garganta - Madre no deje que haga esto - Me aferre a su mano con fuerza.
-Lo siento, Ana solo haz lo que dice tu padre - No, esto era mentira, mi padre no me vendería o ¿sí?
Pero, porque entonces mamá no me mira a la cara.
—Mama...
Las madres protegen a sus hijos, pero la mía no lo estaba haciendo, mi madre siempre apoyo todo lo que papá hiciera o digiera, era como una marioneta sin sentido de pertenencia que solo podía seguir los pasos de su adorado esposo.
No podía seguir viendo cómo vendían mi vida a otra empresa porque no era un secreto para nadie en este país que la Constructora Maldonado estaba en quiebra cuando muchos de los inversores se retiraron porque papá compro materias de segunda mano y muchas personas murieron al desplomarse un edificio en el medio de la ciudad.
Ellos estaban buscando una salida a sus problemas financieros usando a sus hijos como monedas de cambio.
Me puse de pie apartándose de la mesa porque sentía que mi vida iba a derrumbarse en medio de mi restaurante favorito y frente a muchas personas.
Todo ellos estaban tan serenos, en calma, era como si ya estuvieran preparados para ver cómo reaccionaba, era obvio que esto tenía tiempo planeando y yo como una boba ni enterada.
Bien, decía Andrés, que era nuestro momento de huir porque luego íbamos a arrepentirnos de quedarnos.
Yo me estoy arrepintiendo.
No puedo... No quiero casarme. Yo... yo lo siento - Salgo lo más rápido que puedo del restaurante, sin saber qué hacer, a donde ir, camine lo más lejos que pude hasta llegar un pequeño parque dejando caer mi cuerpo en una banca mientras lloraba.
Una boda en dos semanas era una locura total.
¿Estaba yo soñando?
Tenía que ser mentira, ellos estaban jugando conmigo, porque no le hacían esto a Andrés, el ser que solo sabía humillar a la familia, metiéndose que sabe dios, qué m****a con esa gente con la que se la pasaba en los barrios más sucios de la ciudad.
— ¿Me puedo sentar? — una ronca voz me saco de mis pensamientos y al ver de quién se trataba me puse de alerta —Ana, no voy a hacerte daño, solo quiero que hablemos, quiero que sepas que para mí también es una sorpresa, papá hace unos días llegó a la empresa con esta loca idea y no soy quien para llevarle la contraria — Gabriel habla de forma serena y pausada que me hacía pensar, no lo vais para nada preocupado por lo que estaba pasando.
Me habla el de aceptar un matrimonio sin amor, en año creen nuestros padres que estamos, esas cosas solo ocurren en los países asiáticos y hoy en día estás cosas ya no pasan.
— ¿No vas a negarte a esta locura estás de acuerdo con un matrimonio sin amor? —No finjo sonreír y mucho menos que me alegra verle peor aún me molesta su serenidad para enfrentar está situación en la que sus padres y los míos nos atraparon — No sé qué traman nuestros padres, pero todo está saliendo como ellos quieren y tú tienes que ayudarme a encontrar una manera de que entren en razón – Limpió de mi rostro todo rastro de lágrimas porque no quiero demostrar mi debilidad al enemigo y en este momento este tipo es mi peor enemigo.
Como si el destino me jugara una mala pasada, mi teléfono comenzó a sonar con una llamada entraste de la última persona que qu
iero ver en este momento.
Porque no sé con qué cara, voy a enfrentar a Lían.
Que iba a decirle.
Entro en la habitación donde mi esposa ya está despierta, no puedo evitar dejar caer unas cuantas lágrimas mientras la beso y le digo que de ahora en adelante y vamos a estar bien, que podrá salir de casa cuando y como ella quiera porque Lían estaba en la cárcel gracias a ella. Le digo que la nuestra bebé está sana y salva y que seremos los padres más felices del mundo porque nos amamos y nuestra pequeña Alana será el amor más grande que nos unirá por el resto de nuestras vidas.Un año y medio después.—No corras — Le pido a mi hija que deje de correr desde que comenzó a caminar, Alana es lo único que sabe hacer.—Ella siempre quiere correr tío, no sé cómo hablarle — Se queja Clara. — Deberíamos cambiarla por un niño en el hospital.—No podemos hacerlo pequeña—Si podemos tío, ¿A poco no sabías?—¿Quién te dijo eso?—Mi amigo Sergio, sabes el de la otra escuela—Aún se hablan — Me dejo caer sobre el césped para que Alana pueda jugar con sus bloques de juguetes—Sus papis están mirando
La persona que entro en la habitación era mi hermano, quien le había pedido a Hugo que lo dejara ayudar, ya que Gabriel estaba en cama aun con fiebre muy alta desde que yo había salido de casa su malestar se había empeorado esos me preocupaba un poco cuando salí de casa le había dejado un poco mejor, sé que estaba preocupado y asustado por nosotras, pero quería volver y poder abrazar y cuidar de mi esposo yo misma, aún puedo escuchar los disparos y Andrés me ayuda a ponerme de pie para salir de esa ratonera antes de que alguien venga por nosotros. La policía me había seguido todo este tiempo hasta llegar aquí, pero Hugo no había querido irrumpir tan rápido, mi hermano ayudó mucho a que me sacarán de este lugar lo más rápido posible, pero la policía en este momento se estaba enfrentando a Lían y sus secuaces quienes estaban armados. Andrés me lleva con hasta la final del pasillo donde veo varias puertas las cuales están cerradas, escuchó pasos que se acercan y Lucia sale corriendo. —P
Me subí en el auto, el tipo que venía tras mío también se subió junto a mí, tenía una pistola en su mano que saco de la parte de atrás de su espalda, pero en ningún momento me había sentido amenazada por él, no me había tratado mal, parecía estúpido, pero a la final estaba haciendo esto por voluntad propia y nadie me estaba obligando.El chico que va a mi lado me tiende una funda, me pide que me quite los zapatos y que me cambié el vestido, le pregunto que si debo hacerlo allí mismo enfrente de él y del otro chico y ambos me dicen que sí, muerdo del miedo y ahora de la vergüenza de tener que quitarme la ropa frente a este dos tipos, pero lo hago primero me quitó los zapatos y me duele hacerlo hay está el segundo chip de rastreo que me dio Hugo y Lucia.Me pongo los pantalones de que no me entran bien porque no cierran y me una sudadera que esconde muy bien mi panza de embarazo, intento parecer qué distraída, me pongo mi propio zapatos, pero el chico me dice que no, que los zapatos los
-Anoche, él estaba bien, ¿cómo se lastimó? — Pregunta mi hermano y lo ignoro para entrar en la cocina por un poco de hielo y agua fría que vierto en tazón para poder ponerle paños fríos a Gabriel.—No sé — Evito la pregunta— ¿Dónde está Clara?—En la escuela—¿Tu esposo?—Trabajando, Ana deja de evitar responder — Me sigue hasta el piso de arriba y cuando entro en la recámara mi suegra está desvistiendo a Gabriel.—¿Tuvieron sexo?—Karina — Estoy apenada y más que lo diga de esa manera ——Ana, sabes lo peligroso que es si su herida de infecta — es la primera vez que la veo molesta conmigo— Esto es muy irresponsable de tu parte, tu deber como es esposa es cuidarlo, no aceptar su capricho de calentura.—Suegra, no sé qué le está pasando hoy, pero Gabriel es muy terco y si asumo que lo deje ir muy lejos anoche y no me arrepiento no hay señales de infección en su pierna y en cuanto mire el sangrado le hice la cura le di sus medicamentos — Le explico aunque no debería de darle explicacione
Le pido a todos que regresen a sus camas e intenten dormir un poco, el día de mañana sería largo para algunos y preocupante para otro, me asustaba un poco que llegara el día de mañana, me acercó a Rafa para ayudarle un poco, pero me dice que puede ir solo a la habitación así que camino tras suyo en silencio pensado en la visita de la doctora mañana.Siento un agarre en mi muñeca y es Gabriel quien está agarrado a mi mano, no está hablando, no me está mirando, pero sigue allí, espero que hable, pero parece no querer romper la ley del hielo que puso para los dos, suelto mi mano para seguir caminando y me vuelve a tomar de la mano.—¿Qué te pasa?—Vallamos a nuestra recámara.—Voy a dormir con Rafa — Estoy intentando que me vea a los ojos, pero no lo hace y me duele que esté actuando así.—conmigo… por favor — Lo susurra tan bajo que por un momento creo que lo imaginé, pero no quiero darle largas al asunto, estoy cansada, así que lo tomo del brazo para que se abrace a mi cuello con mi ma
Esta noche no hay noticias de Lían, ni en Facebook e Instagram, no hay llamada ni mensajes de texto a mi móvil, todo se mantiene en calma, reviso mi perfil por si dejo algún estado o mensaje oculto y no hay nada igual, me preocupa que se halla fijado en la policía entrado a mi casa y sospechara de la trampa.En la madrugada salgo a la cocina por algo de tomar, Lucia está dormida en un colchón, él en el piso del comedor junto a otros dos chicos, una ya lo conocí, el otro llegó muy tarde con algunas cosas personales para ellos, Hugo está dormido en mi sofá y sobre la mesa de noche están las pistolas y teléfono que este hombre lleva con él a todas parte. Me pregunto si para su esposa e hijo debe ser una alegría cuando va a casa cuando tiene tiempo libre y una preocupación cuando sale por la puerta y no sabes si volverá con vida.Entro en la cocina y mis ojos captan la imagen de un hombre sentando en taburete frente al ventanal de la cocina con un vaso de Ron en la mano, estoy segura del
Último capítulo