C A P Í T U L O IV: "Era Su Madre"

Todos los invitados se encontraban ya cuchicheando entre sí.

"¿Quién es la madre?"

"¿Dónde está la madre?"

"¿Desde cuándo se convirtió en padre?"

Esas y muchas otras preguntas se escuchaban en la sala, como si se tratase de una película dramática, la música también había dejado de sonar dejándole las puertas abiertas al misterio y también la libertad de escucharse a las voces osadas que se están encargando de esparcir veneno.

El niño que se encontraba vestido con un lindo traje igual al de su papá pero con menor medida, estaba asustado. Lo sé podía verlo, su carita se escondía en su cuello quizás buscando su protección o esconderse de la vergüenza, lenguas y miradas viperinas de las "personas" presentes. La gente suele ser inescrupulosa, sin importarles nada observaban y hablaban de ellos sin tapujos. No sé por qué razón sentía en mí la creciente y fuerte necesidad de protegerlos a ambos.

Él al ver que los periodistas presentes iban era a abalanzarse a ellos y que la gente no dejaba de especular, de inmediato puso un alto y comenzó a hablar:

— Hoy, a pesar de ser un día que estaba destinado a festejar solo el crecimiento de mi empresa, también preparé secretamente el anuncio de mi paternidad y al fin contarles que Industrias Fiore tiene nuevo heredero. Hace cinco años llegó a mi vida este galán que ven acá.

Una sonrisa escapó de sus labios y las críticas se convirtieron en ovaciones.

>> ¡Vamos mi pequeño! Alza tu cara. No tienes porque esconderte, eres un Fiore ante el mundo ahora. Mira, estás personas ahora celebran tu llegada. — se dirigió al pequeño que se encontraba sumamente nervioso. >> Sé que tienen muchas preguntas, pero Maximiliano no está preparado para hablar ahora. Dejando todo esto dicho, agradezco su comprensión y también su asistencia a este evento.

En la sala estallaron miles de voces una vez más, yo me encontraba algo achicada en un extremo, observando todo desde aquí, gruesas lágrimas amenazando con salir de mis ojos. Pero negué ese permiso.

— ¿Es Verónica la madre de maximiliano?

— ¿Porque tardar tanto tiempo en mostrarlo al mundo?

— ¿Acaso es tu hijo biológico?

Miles de preguntas, los periodistas casi se tiran encima de ellos. Verónica, así se llama ella, la mujer que logró todo aquello que yo no pude. La mujer que tiene la vida que yo desee tener.

Alessandro de inmediato respondió una de aquellas preguntas:

— ¡Por supuesto que es mi hijo biológico!

— ¿Y la madre del niño Alessandro, quien es? ¿Se encuentra aquí? Estos últimos años has salido con muchas mujeres, los rumores hablan por sí solos. ¿Acaso no sabes de quién es la madre de tu hijo?

— Es Verónica con la única que he estado en todo este tiempo, han sido cinco años en los que en cada lugar me ven con ella, ¿Cómo pueden siquiera hacer este tipo de preguntas? Los rumores son solo eso, rumores.

No recibieron respuesta de su parte en cuanto a la identidad de la madre del niño, pero la despampanante rubia si que les contestó algo que al menos despejará dudas:

— Somos nosotros quienes cuidamos de Maximiliano, ¿Cómo pueden hacer preguntas cómo esas y poner en duda sus raíces? Precisamente por estás hirientes palabras no habíamos querido mostrarlo al mundo.

Dijo con un tono de voz, aunque moderado tenía un toque de molestia.

Entonces ella era su madre.

— ¿Para cuándo la boda Verónica? Ya tienen el hijo, se les ha visto juntos incontables veces ¿Para cuándo la boda?

Ella solo sonrió elegantemente negando con su cabeza, tomó la mano de Alessandro y los tres juntos salieron de la sala.

¡Que hipócrita siempre fuiste Alessandro!

"No quiero tener bebés jamás" .

"No quiero títulos en nuestra relación".

"Decirle al mundo que tenemos una relación es abrir la puerta a nuestra intimidad".

Todas esas palabras aún las llevo grabadas en mi mente y como si fuese una especie de tortura hoy estoy aquí viendo como haces y tienes todo eso que prácticamente me negaste.

Un mesero pasaba delante de mí con un vaso de Whisky en el plato así que no dude en agarrarlo y tomarlo de un solo trago, lo amargo, con amargura se quita.

Necesito más.

Ahora recordando bien, haciendo zoom en mis alborotados recuerdos, está mujer, está Verónica era la misma mujer que acompañaba a Alessandro en el hospital el día que mis piernas se fracturaron. Ahora entiendo su cercanía con ella, él me engañaba.

Siempre lo hizo. Con sus besos, sus caricias, sus palabras que me aferre a creer que secretamente me decían que me amaba. Todo fue una farsa.

Un engaño.

Está vez no pude impedir la salida de la lágrima que se deslizó inmediatamente por mi mejilla. La decepción de nuevo abrazaba mi corazón destrozado.

¿Cómo podrías ya tener una familia?

La última vez me decías que no querías eso. No puedo evitar sentirme traicionada aún después de tanto tiempo. No me basta más para saber que en realidad nunca me amaste.

¿Cuántas veces más tendré que confirmar lo ya mil veces confirmado?

La vida me estaba dejando mensajes y yo inconscientemente me estoy negando a verlos.

Como dice un popular dicho: "No hay peor ciego que aquel que no quiere ver"

No puedo pasar mi vida cuestionando lo incuestionable, las acciones hablan por sí solas.

Observe con tanto dolor todo a mi alrededor, el sofoque de lo ya vivido me está carcomiendo el alma. No puedo seguir aquí, siento que me falta el aire y este sentimiento de ahogo va a acabar conmigo.

Después de tanto tiempo, hoy solo necesito llorar, llorar de nuevo.

****************

Mientras tanto en algún lugar del Santorini.

— Papá, yo no quería salir allá. Las personas me miraban con sus miradas juzgadoras.

Alessandro se llenó de dicha, su hijo para su corta edad era un niño excelente. Demasiado inteligente y que a menudo usaba palabras que casi ningún niño de su edad aún conocía.

Una sonrisa ladeada surco su rostro mientras que buscaba las palabras para dirigirse a su pequeño príncipe:

— Lo sé campeón, te prometo que nunca más nunca tendrás que salir a lugares así con personas así si no quieres. ¿Me perdonas?

El pequeño Maximiliano con una sonrisa, asintió a su padre.

— Pero solo si me dices quién es aquella chica que bailaba contigo.

El rostro de Alessandro tomó una seriedad casi de inmediato. Pero no quería alertar a su pequeño príncipe así que con voz relajada le dijo:

— Solo una chica, no me dijo su nombre.

— Entonces debes volver allá y decirle que te lo diga. Estabas sonriendo mientras bailabas con ella..— Se acercó al oído de su padre y le dijo bajito >> Nunca sonríes cuando bailas con Verónica.

Alessandro no pudo evitar reír.

— Eres el chico más listo.

— Incluso más listo que tu papá, si una chica me hace reír yo sigo hablando con ella.

— Vaya, pero es que eres todo un sabiondo. Yo sí debo volver ahí, pero solo será un momento. Debo hacer algo importante. — Se acercó en plan confidente a su pequeño niño y le susurro >> Voy a buscar a la chica misteriosa y decirle que me diga su nombre.

Maximiliano soltó una carcajada y entre risas le dijo a su padre:

— Entonces sí te perdono papá.

Ambos rieron.

Alessandro depositó un beso en la frente de su bambino y no esperó más para volver aquella sala donde se juraba por los dioses que era ella la chica misteriosa.

Krista había vuelto.

Claro que era ella, es más podía jurarlo. Su inconfundible olor a vainilla, su voz y lo estrecho de su cintura, solo con ella su mano encajaba perfectamente ahí y todo se sentía natural.

Nada podría hacer que él la olvidará, desde el momento en el cual ella lo invitó a bailar supo que era ella.

Llegó de nuevo al gran salón del Santorini y Verónica iba casi que corriendo siguiendo sus apresurados pasos.

— ¿Qué buscas Alessandro?

Él no le respondió seguía buscando sin tener éxito alguno. Vio que uno de los guardias de seguridad se encontraba en una de las mesas de aperitivos y se acercó a él a preguntar por la misteriosa chica de máscara de plumas y elegante vestido negro.

No obtuvo respuesta positiva.

>> Alessandro si me dices que buscas puedo ayudarte.

Él seguía sin dirigirle siquiera una mirada , se encontraba perdido en sus pensamientos.

Su atención estaba más allá.

Deseaba encontrarla, los últimos cinco años para él habían sido confusos, necesitaba explicaciones, necesitaba que Krista le dijera porque lo había abandonado, porque había tomado esa drástica decisión sin hablarlo primero. Por todos los dioses, estaba seguro que la necesitaba a ella.

¿Desde cuándo se había vuelto tan experta en desaparecer?

La desesperación ya embarcando a Alessandro, ya no sabía dónde más buscar. Los lugares donde hacerlo se estaban agotando y entonces supo que era inútil.

Ella se había marchado, de nuevo se había ido sin darle ni una explicación. Sin dejarlo decirle nada más.

La respiración cansada de Verónica lo sacó de sus heridos y alborotados pensamientos. Sus ojos se encontraban al borde de las lágrimas, pero las contuvo y entonces le respondió a la mujer a su lado:

— Solo algo que ya no está.

Verónica sintió miedo, ¿Que podría ser aquello que Alessandro buscaba con tanta vehemencia?

¿Qué cosa o que persona tenía el poder de ponerlo así?

Su semblante había cambiado, se le veía afligido.

— Sabes que puedes contarme lo que sea ¿Verdad?

— Despreocúpate, no es nada.

Dijo él en un tono frío que muy rara vez utilizaba para dirigirse a ella.

Comprendió que ese nada en realidad sí era todo, ella lo sabía. Algo había llegado a perturbar su paz y eso le causaba terror. No podía perderlo, nada ni nadie iba a quitarle a Alessandro.

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