Punto de Vista de Elena
—¿Qué tienes? —le pregunté mientras su mandíbula se tensaba y apretaba los puños junto a los muslos.
Solo negó con la cabeza, sin responder. No me mentiría, pero su silencio era otra forma de engaño.
El aire quieto del auto desafió mi autocontrol, y bajé la ventanilla porque su aroma se intensificaba sin aire fresco. No sabía si podría resistir el vínculo de pareja que ya me había traicionado antes.
—¿Sabes a dónde se fue?
—No, y aunque lo supiera, no te lo diría. —su voz tenía una amargura que no estaba acostumbrada a recibir de Héctor.
—¿Por qué?
—No puedo dejar que vuelva con Tomás.
—Nunca haría eso... no traicionaría tu confianza.
—No tendrías opción... Tomás tiene algún control sobre ti. —Esa amargura que él saboreaba, yo también la percibía mientras se le torcía la boca.
—Él es mi pareja...
—Yo soy tu pareja, Elena. ¿Y yo qué cuento? —rugió mientras golpeaba el volante, el sonido resonó en el auto y la ira lo dominó.
Al sentir que su lobo luchaba por emerg