Punto de vista de Carla
Había estado en su oficina durante la última hora, mirando fijamente el portátil que Elena me había empacado. No sabía por qué lo hacía, estaba protegida con contraseña y no tenía idea de cuál podría ser... y no aceptaría la ayuda de Héctor para recuperarla.
No estaba segura de querer que él tuviera acceso a mis correos electrónicos todavía.
Escuché la puerta principal abrirse y cerrarse, era tarde y no podía dormir hasta saberque había vuelto.
Cuando terminé de ducharme y bajé a limpiar, Aurora ya había limpiado toda la sala delantera como si nada hubiera pasado.
—¿Está muerto? —pregunté mientras él caminaba hacia su oficina.
—No... lo dejé ir. Pero estará vigilado —suspiró mientras se apoyaba en el marco de la puerta.
—Lo has liberado para tenderle una trampa, ¿verdad?
—Exactamente, Carla. Podrías pensar que sus intenciones fueron buenas al venir aquí, pero alguien le contó sobre Bruno, y sabía que estabas aquí.
—No fue a la Manada Nocturna Reformada, como hab