El trato con Lucifer

El trato con LuciferES

Hombre lobo
Última actualización: 2025-09-05
Lala-Sula  Recién actualizado
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Resumen
Índice

Escapando del infierno de la familia Krauss, casi muero, pero, la Diosa Luna me dio una segunda oportunidad, una que me llevó al territorio del alfa supremo más conocido como Lucifer por la maldad con la que actúa. Él puede ser mi aliado, pero, ¿Cómo puedes aliarte a una dinamita sin control sin sufrir en el proceso? Lucifer es alguien malvado, pero, con el suficiente poder para controlar y hacer pagar a los Krauss, por eso, debo aferrarme a este demonio, pero, ¿Qué me pedirá él a cambio? — Si puedes sobrevivir a mí y darme un heredero, puedes disponer de lo que tengo para vengarte de quien desees. Pero, si me haces perder el tiempo, desearás volver con tu estúpida familia, ¿lo comprendes, angelita? — pregunta Lucifer con esa aura perversa y esa mirada carente de emociones positivas. ‘¿Es buena idea aliarme con un hombre así? ¿La cura será mejor para lidiar con esta enfermedad?’ me pregunto mentalmente preocupada.

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Capítulo 1

Capítulo 1: Huir del infierno

Miro el lugar que era mi casa, la que siempre ha sido el supuesto hogar donde crecí, pero, para mi desgracia, nunca ha sido un hogar. Nunca lo he sentido así. Pero, no tengo a donde ir, siendo una loba sin la posibilidad de convertirme en una no es algo agradable.

Soy la hija ilegitima del clan Krauss, la perfecta familia de alfas donde yo solo soy una omega que no puede convertirse en lobo. Soy el error de mi padre con la hija del jardinero y lo último en la escala de buen trato o algo bueno que dar.

La casa donde vivo cuenta con más de treinta habitaciones, pero, yo duermo en el establo. Soy la parte terrible y más sufrida de cenicienta y otras mujeres de la vida real que deben conformarse con comer sobras y no poder escapar de su sufrimiento, porque a donde voy soy regresada por el cabello siendo arrastrada por todo el camino bien sea por mis hermanos, mi madrastra o mi padre quien escasamente me mira.

Pero, hoy ya no puedo tolerarlo más. Hoy pienso marcharme sin mirar atrás, hoy he fingido mi muerte mientras me impregno con el olor de las heces de la vaca para así no ser rastreada. 

— Aquí estás, mi pequeña perra. — dice Leonard lanzándome una patada en el estómago.

— Sigues intentando escapar, cuando sabes que tu final es este… el precio de ser la bastarda nunca podrás evitarlo. — dice Elmer listo para agredirme.

— ¿Cómo…?

Ni siquiera sé que decir, porque la pregunta no formulada se ha resuelto.

— No le pegues, suficiente tiene con tener que pagar el daño de mi propiedad. — dice María, mi supuesta mejor amiga, esa en la que tontamente confíe y ahora estoy pagando el precio.

— Tú les dijiste.

— Sí, es que ya me aburrí de fingir ser buena cuando serás mi saco de boxeo cuando este aburrida… cuñada. — dice María abrazando al peor de mis hermanos, ese que siempre me patea cada vez que puede.

‘Debo escaparme de este maldito infierno.’ Me digo mentalmente sin saber si puedo sobrevivir a algo así.

Cuarenta y cinco son las veces en las que he intentado escapar de este maldito lugar, pero, cada vez que escapo, no es posible para mí marcharme. Ya que, estos malditos lobos tienen un olfato muy bien desarrollado y al yo tener limitantes, soy fácil de capturar.

Por eso, mi única salida es la muerte. Una que no pienso hacerlo de forma literal, ya que, no quiero darles el gusto. Así que, solo me quedaba escapar, por eso, incendie el establo como María me recomendó… la traicionera María. 

Pero, confíe en quien no debía y por eso, ahora veo como el establo está en llamas y yo llena de heces, sin la posibilidad de poder marcharme por el bosque usando la ruta que María me ayudó a encontrar, porque es evidente que ellos van a saber por dónde intentaré escaparme.

‘Esta vez tenía todo para escapar, pero, deposité mi confianza en quien no debía.’ Me digo mentalmente.

Corro tan rápido como puedo lejos de la propiedad de los Krauss, implorando que esta vez todo sea diferente. Así que, aferrándome a esa idea, corro lejos de su dominio, implorando que la manada vecina me salve, pero, no es posible, porque aunque ellos no corren al mismo tiempo que yo, son capaces de alcanzarme rápidamente, mientras el crepitar del fuego consumiéndolo todo continua.

La risa de ellos es una tortura para mí, porque sé que mi desespero por huir les divierte. Es mi dolor el que tanto les estimula. La maldad que esconden de los demás, solo es mostrada para hacerme daño.

— No puede ser posible. Debe haber un error. — digo corriendo cada vez más rápido, pero, ante mi limitada destreza corriendo por no poder transformarme en loba, soy alcanzada rápidamente por los lobos que han sido mi pesadilla viviente todos estos años.

— Aquí está la perra deforme.

— Soy loba, si vas a insultarme, hazlo con la propiedad correspondiente. — digo mirándolo con un odio que escasamente puedo controlar en mi corazón.

— Entonces, ¿decidiste que era momento de escapar por duodécima vez? — pregunta Leonard sonriente.

Para ellos soy un chiste… el entretenimiento que pueden herir a su antojo porque soy de su propiedad y ya estoy cansada de esto.

— Creo que son más que veinte veces en las que hemos jugado a las atrapadas. — dice Elmer y yo intento esquivarlo y correr lejos. Pero, rápidamente me atrapan.

— ¿A dónde vas mi pequeño juguete? — pregunta Elmer.

— Por favor, déjenme ir. Me han tenido cautiva por veinte años, es momento de marcharme. — digo llorando.

Mi hermano, esos que se supone que están para protegernos, me lanza una patada que me saca el aire por completo, ni siquiera sé cuántas veces he sido golpeada por ellos, pero, nunca es suficiente. Por eso, me levanto con angustia y camino hacia el precipicio.

— Si quieres liberarte de nosotros, muere de verdad, Angela. Solo así podrás ser libre.

No quiero darles ese gusto, pero, siento que ya no puedo más. La única amiga que creía de mi lado, ahora me observa con desagrado y repulsión. No tengo algo más que hacer, es momento de terminar con esto.

— Está bien, eso haré. — digo lanzándome al precipicio con mucho miedo.

‘No quiero morir, pero, tampoco deseo vivir así. Diosa Luna, ayúdame, por favor.’ Me digo mentalmente mirando la luna antes de caer en la fría agua.

No puedo ver, sentir o escuchar algo, solo sé que mis hermanos y María ya no están y eso es suficiente para mí. Suficiente hasta que me golpeo con una piedra y es así como abro los ojos aturdida, porque no estoy en un lugar conocido.

— ¿Dónde estoy? — pregunto en medio de las grandes rocas cerca de la orilla.

No hay ruido y aunque hay castillos, todo se ve terrorífico al punto que mi piel se eriza. Camino a la orilla y antes de tocar la arena seca, un gruñido de un lobo completamente negro me hace retroceder.

— ¿Qué haces aquí, polizón?

— Yo… ¿Dónde estoy?

— Estas en la manada luna oscura y delante de ti está el alfa supremo, aunque muchos me llaman Lucifer. — dice el lobo y mi mente se apaga.

Ahora si puedo decir que estoy en el mismísimo infierno terrenal.

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Capítulo 1: Huir del infierno
Capítulo 2: Un hombre lobo extraño
Capítulo 3: Insistir en su petición
Capítulo 4: Una gran preocupación
Capítulo 5: Pensarlo mejor
Capítulo 6: Intentando escapar
Capítulo 7: La boda
Capítulo 8: Fracasar en el escape
Capítulo 9: Echarlos
Capítulo 10: Ser defendida
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