Punto de vista de Carla

Nunca había visto este lado de Héctor, este nivel de posesividad.

Había estado ahí desde que desperté del coma, sus órdenes impedían que me alejara de él o de su manada... lo cual, aunque molesto, podía soportar. Por mucho que me enfureciera.

Pero esto era diferente. Su temperamento había explotado, y por primera vez sentí la necesidad de calmarlo, ese impulso de apaciguar su ira.

Esto era culpa mía. No debí reunirme con Salomón a solas.

Héctor siempre había sido comprensivo con mi rechazo al vínculo de apareamiento. De hecho, incluso lo disfrutaba en cierta forma. Parecía divertirse poniéndome a prueba anoche en la cocina, pero esto era distinto.

Esto era un paso demasiado lejos, incluso para él.

Esto era algo más, era una furia ardiente, roja, llamas de ira hacia Salomón.

Me di cuenta de que había metido la pata.

Empezaba a entender que Héctor conocía a Salomón, que probablemente habían chocado desde el primer momento.

—¡Llévenlo a las celdas!— rugió, su orden