Capítulo 35. Parte 1
Antonella:
Me quedo parada en medio de la sala mientras Enzo se despide de Cinnia, mirando hacia todas partes sin ser capaz de abarcar con la vista todo el lugar. Me alegra ver los logros de mi hermano: un departamento de lujo, en una zona residencial que parece sacada de una revista. Y no puedo evitar recordar el día en que se fue de casa, con un pequeño bolso y las ilusiones colgándole del alma, mientras mi padre le gritaba que jamás sería nada sin su protección. Esa noche lloré hasta tarde, convencida de que Enzo sufriría. Pero en el fondo, la que sufría era yo, por su partida y por la ausencia que dejó; una herida que se volvió más profunda al quedarme sola con los hombres que más daño me harían en la vida.
Después de un rato, y consciente de que Cinnia y Enzo se gustan más de lo normal, decido caminar hasta el sofá y me dejo caer cómodamente, aprovechando para pensar en cómo ha cambiado mi vida desde que conocí a Diego.
Suspiro, observando el decorado minimalista y de buen gusto.