Capítulo 27. Parte 2
Diego:
Me recuesto en la cama, los brazos detrás de la cabeza, expectante por la llegada de Antonella. Cuando finalmente aparece, apoyada en el marco de la puerta, su mirada intensa y segura me cala hondo. Se muerde el labio inferior y avanza un paso hacia mí con esa confianza felina que me fascina. Sonrío como un loco al ver las ligas que solo en mis sueños había imaginado.
Con el porte de una experta, da otro paso y sonríe, consciente del poder que ostenta, algo que en absoluto me molesta. Sin apartar su vista de la mía, toma el mástil frente a ella y lo acaricia, provocando mi primer gemido. Como si leyera mi mente, se inclina y pasa su lengua húmeda por mi glande. Se ha vuelto una maestra, saboreándome el tiempo suficiente para decidir que subirá sobre mí, como una jinete lista para domar al potro salvaje que habita en mi interior.
Con movimientos calculados, siento cómo me envuelve por completo. Sus manos recorren mi pecho, su aliento roza mi piel y sus ojos me desafían, brilland