Capítulo 27. Parte 1
Antonella:
Sonrío enviando el último mensaje a Diego, y sin decir una sola palabra, observo a Bruno entrar a la cocina. Se acerca sin mirarme, y yo muero por dentro esperando atención de su parte, un beso apasionado mientras caminamos hacia el cuarto a hacer el amor...
«Ay, Dios, qué fácil es ser sarcástica con el pensamiento».
Miro una y otra vez el reloj de la cocina; el tic tac me desespera mientras espero que Bruno se vaya y me deje volar a los brazos de mi amante. Apenas escucho la puerta cerrarse con brusquedad, corro a la ventana. Lo veo subir al auto con su bolso y sonrío, despidiéndome en silencio con la mano. No esperaba un “amor, nos vemos mañana”, pero al menos un “hasta luego”… o mejor, un “hasta nunca”.
Cuando sé que voy a ver a Diego, el tiempo se vuelve eterno y la ansiedad me consume. Camino de un lado a otro como un animal enjaulado, intento leer para distraerme, pero hasta eso me recuerda lo que siento. Voy por helado, aunque descubro que Bruno ya lo devoró. Respiro