Capitulo 48. Parte 3
Diego:
Lo primero que hago en mi consulta es lavar mi rostro con abundante agua para quitar el rastro del cansancio que aún tengo, aunque es difícil, porque lo mío es más bien mental. Cepillo mis dientes con cautela y, mientras lo hago, visualizo el rostro de Antonella, la impotencia que me da no amanecer junto a ella, con Marcus en su nueva habitación, los tres siendo felices.
Antes de volver a la habitación de Marcus, decido visitar a mi padre. En el camino me encuentro con Bernardo, y aunque sé que no será la primera ni la última vez que coincidamos en el hospital, no puedo mirarlo a la cara. Él fue quien quebrantó mi confianza. Paso por su lado como si fuera invisible, y tontamente el corazón me late con fuerza, porque aún me duele su traición.
—Diego… —escucho de pronto. Me detengo unos segundos, pero luego sigo mi camino. Sin embargo, él insiste—: Diego, por favor, necesito hablar contigo. Quiero que sepas lo que ha sucedido.
—¿Lo que ha sucedido? —lo increpo—. ¿Crees que no sé