La voz de Lía aún resonaba en su cabeza cuando se quedó sola en el salón. Brooke caminó en círculos, como si pudiera ordenar sus pensamientos moviéndose. La charla sobre Aleksei, la toalla, sus provocaciones, la tensión... Todo había cruzado la línea de lo soportable.

“¿Te mira como si fueras la única persona en la habitación?”

¿Y qué si lo hacía? ¿Qué significaba eso cuando luego podía pasar horas con Irina, indiferente a todo?

Brooke agarró su mochila con brusquedad y se obligó a salir de casa. Necesitaba aire. O distancia. O ambas.

Caminó sin rumbo fijo durante más de una hora, hasta que el móvil vibró.

Lía: Brooke, Clara va a hacer algo en su casa esta tarde. Vente conmigo. Te distraerás.

Bufó. Fiesta, justo lo que menos necesitaba. Pero cualquier cosa era mejor que quedarse encerrada con su propia cabeza. Y con la imagen de Aleksei mojado y provocador, paseándose en toalla como si tal cosa.

Respondió con un escueto “ok” y dio la vuelta.

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La casa de Clara parecía sacada de una