Verdades al borde (3era. Parte)
La misma noche
Cardona, Cataluña
Ramiro
No podía darme el lujo de dudar cuando necesitaba frenar a quien me estaba investigando y, de paso, conseguir los malditos diarios; por eso el secuestro de Andrés me pareció la opción viable. Aunque la vacilación de Juliana sí me inquietaba. Respiré hondo, apreté el celular contra la oreja y mi voz volvió a emerger por la línea.
—Juliana, es la oportunidad perfecta para matar dos pájaros de un solo tiro. Me ocupo de Andrés y de paso perjudico al cabrón de Iván.
—No digo lo contrario, es un plan brillante, pero con demasiados riesgos si no tenemos cuidados —respondió ella, dejando escapar un suspiro—. Doña Beatriz, apenas conozca del secuestro de Andrés, no vacilará en llamar a la policía y hará lo imposible por descubrir su paradero.
—De controlar a mi madre yo me encargo. Preocúpate por no dejar ningún rastro que nos incrimine; más bien, que todo señale a Iván —le ordené, la voz fría.
—Esa es la parte la resolveré sobre la marcha, no puedo ante