Al borde del abismo (1era. Parte)
El mismo día
Málaga
Ramiro
La desesperación se filtraba por todo mi cuerpo después de esa llamada desde la mansión. Sentía las piernas pesadas con cada paso hacia el ascensor; el corazón me golpeaba en el pecho y la voz de Juliana a mi lado me enervaba.
—Ramiro, ¿qué pasó? ¿Por qué sales a las corridas? —preguntó, la voz aguda, los ojos abiertos de alarma.
—Llamó la empleada de la casa —respiré hondo mientras apretaba el botón del ascensor—. Mi madre tiene un arma. Quiere matar a Iván.
Juliana dio un paso atrás, pálida.
—¡Doña Beatriz perdió la cordura! —exclamó, llevándose la mano a la boca.
—No —dije con firmeza, con la garganta cerrada—. Esa fue su manera de resolver el problema. Mi madre lo tenía planeado desde el inicio. Va a matar al cabrón a costa de su libertad.
—Hay que evitarlo, Ramiro —susurró, tragando saliva—. Será un escándalo sin precedentes; todo se colapsará, las acciones en la bolsa se irán a pique y eso sería solo el inicio de una catástrofe financiera.
—¡Me importa