Ajustando cuentas (1era. Parte)
El mismo día
Málaga
Camila
El silencio de mi padre anunció, sin necesidad de palabras, algo que yo ya temía: había entregado a Iván la investigación contra Ramiro, las pruebas para destruirlo. Al mismo tiempo, había elegido un bando; la situación se agravaba. Yo solo quería que la pesadilla terminara, recuperar esa ansiedad feliz que se me había vuelto tan lejana.
El silencio se alargó unos segundos más. Finalmente, su voz rasgó el ambiente.
—Sí, hija. Le entregué a Iván la investigación de los negocios ilícitos de Ramiro; era lo correcto después de lo sucedido.
—¿Por qué sigues alimentando esta guerra contra Ramiro? ¿No ves que destruye a la familia? —pregunté, la voz áspera.
Héctor apretó los labios y clavó la mirada en algún punto del suelo.
—Camila —dijo, con la voz grave—, ese desgraciado merece todo el castigo por lo que hizo. —Su voz se quebró—. Casi mueres por su culpa.
Las palabras cayeron pesadas. Sentí la sangre martillarme en las sienes.
—Papá —solté sin rodeos, sin permit