Ajustando cuentas (2da. Parte)
Al día siguiente
Málaga
Camila
Reconozco que detestaba la corrupción, las artimañas y esos chantajes para obtener favores; algo que en la familia era normal. Para mí nunca funcionó: había hecho cambios drásticos para limpiar la imagen del imperio familiar. Volviendo a Ramiro, si no me quedaba otra opción presionaría a Cuesta —claro que primero necesitaba la confirmación de Andrés.
Su silencio indicaba que seguía indeciso. Quizá todavía le guardaba lealtad a Ramiro, quizá no existía tal grabación. Finalmente, su voz rasgó el ambiente:
—Camila, todavía conservo las grabaciones de la reinauguración, pero lo que pretendes es peligroso. Cuesta no cederá tan fácil a tu chantaje.
—Nada pierdo intentándolo —respondí—. Además, ahora necesita apoyo para su reelección; no le interesa estar involucrado en ningún escándalo.
—Muy cierto, pero te vas a ganar un enemigo. Lo ideal sería acompañar tu “negociación” con alguna información más contundente.
—Creo que tienes algo que desconozco.
—Sí —confes