Isabella guardó los documentos cuidadosamente en su falda, su mente trabajando rápidamente. Aunque el peso de la situación era claro, también sabía que no podía apresurarse. Galdric, aunque aparentemente bien intencionado, seguía siendo un hombre que operaba en las sombras, y confiar completamente en él podría ser tan peligroso como ignorarlo. Sin embargo, en ese momento, no tenía muchas opciones. Cada segundo contaba, y el reino estaba en juego.
-Te agradezco, Galdric. Pero antes de que tomemos cualquier medida, necesito saber más -dijo Isabella con una voz que intentaba sonar firme, aunque dentro de ella había una creciente inquietud. Cada palabra de él estaba abriendo puertas a un abismo que no estaba lista para enfrentar sola.
Galdric asintió con gravedad.
-Lo entiendo, Reina. No se apresure. Pero le diré lo que sé. He tenido acceso a documentos confidenciales de varios ministros, y he encontrado pruebas de una alianza secreta con Althar. Parece que no todos los nobles están dispu