El aire huele a jazmín y a algo más… algo antiguo, contenido, como si el jardín de los Black guardara secretos que solo se revelan cuando cae la tarde. La brisa es fresca, apenas lo suficiente para erizarme la piel, pero extrañamente reconfortante. Hay demasiada tensión dentro de esa casa, y necesito respirar. Después de lo ocurrido con Camila, permanecer en el mismo espacio que ella me resulta insoportable, incluso sabiendo que ya se ha marchado.
Así que salí.
Dejé a Alexander con sus padres en el salón, intentando recomponer el caos que tiene en manos con el problema de Alexis. Lo de Camila ha sido la gota que llenó el vaso. No me gustan los enfrentamientos, pero esta vez ha sido inevitable. Verla manipular, mentir y sonreír como si nada hubiera pasado, me encendió algo por dentro. Ya no podía quedarme callada. Ya no iba a hacerlo. Así que hablé. Y lo hice con la misma claridad con la que uno se libera del peso que lleva en el pecho demasiado tiempo.
Levanto la cabeza y veo a Ivy, q