**ANDREA**
No pegué un ojo en toda la noche.
Di vueltas una y otra vez, como si cambiar de posición pudiera arrancarme de la piel todo lo que ahora sé. Conté las grietas del techo como si fueran constelaciones rotas, buscando respuestas en un universo que ya no me pertenece. Escuché el reloj marcar cada hora con una precisión cruel, mientras mis pensamientos giraban, una y otra vez, en torno a él.
Desde que recuperé la memoria, siento que camino sobre una cuerda floja. Estoy un poco perdida, sí… pero cuando escuché su voz en el pasillo del hospital, mi corazón reaccionó antes que mi mente. No necesitaba verlo. Bastó con ese tono grave, tembloroso, preguntando qué me había pasado, para que algo dentro de mí se quebrara. Fue como un disparo silencioso en medio del caos.
Los primeros rayos del sol se cuelan por la ventana y decido levantarme antes de que amanezca del todo. Necesito café. Necesito sentir que tengo el control de algo, aunque sea de una taza caliente entre las manos.
Bajo a