Adhara miró el papel en su mano y luego el rótulo que tenía en frente, asegurándose de que estaban en el lugar correcto.
- ¿No confías en mi sentido de la orientación?.- El padre Narciso le preguntó con una risita.
- Francamente... Aún no.- La chica respondió sin mirarlo.- Y sabe que tengo motivos de sobra para no hacerlo.
- Lo sé, lo sé. Pero esta vez no te iba a fallar, además, con los años he aprendido a ser más observador.
- Supongamos que le creo.- Adhara se encogió de hombros divertida.- ¿Ya estás listo?.- Se giró en el asiento del copiloto y miró a Mattia preocupada.
Este se encontraba en los asientos traseros, observando la interacción entre el sacerdote y la chica por todo el camino.
Él asintió, empezando a colocarse las gafas, la bufanda y la gorra, como cuando había abandonado el hospital.
El tan esperado día de la cita con el especialista había llegado y aunque aparentaba tranquilidad, la verdad era que sentía que estaba a punto de regresar el desayuno por los nervios.
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