Sombras en la Fiesta

El ascensor se abrió con un suave "ding", y Amatista, junto a Daniel, Mariam y Jazmín, se dispusieron a entrar. Jazmín se apoyaba en el brazo de su padre, visiblemente pálida.

—Ya se van? —La voz de Maximiliano interrumpió el movimiento, apareciendo con su habitual sonrisa despreocupada.

—Sí, Jazmín no se siente bien —respondió Daniel, lanzando una mirada preocupada a su hija menor.

Maximiliano entusiasmado ampliamente y, dirigiéndose a Amatista, sugirió:

—Todavía es temprano. Quédate un rato más, diviértete.

Daniel, aunque preocupado por Jazmín, se dirigió en dirección a su hija mayor.

—Tiene razón, Amatista. Has estado trabajando mucho. Es justo que te relajes un poco.

Antes de que Amatista pudiera responder, Maximiliano la tomó suavemente del brazo y, con una risa ligera, la guio de regreso al salón de la fiesta.

—Anda, diviértete un poco. No todos los días tienes esta oportunidad.

Amatista suspiró y, resignada, caminó hacia una de las mesas donde Alba y Sofía charlaban animadame
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