El día de la fiesta de Francesco había llegado, y la mansión Bourth estaba llena de actividad. Enzo, como siempre, había comenzado su jornada sumido en reuniones y compromisos ineludibles, pero la fiesta estaba cerca y él sabía que pronto podría relajarse. Había algo especial en esa noche. Francesco, viejo amigo de su padre, Romano, celebraba su cumpleaños, y aunque en su mundo de negocios todo seguía un curso imparable, esa noche era distinta.
Mientras Enzo se ocupaba de las tareas del día, Alicia, Amatista y Alesandra se preparaban para asistir al evento. Roque, el guardia más leal y confiable de Enzo, quien conocía a los dos desde pequeños, estaba listo para acompañarlas. Roque había sido testigo de la complicidad que existía entre Enzo y Amatista desde que eran niños, y su respeto y aprecio por ambos eran palpables.
Alicia, con su toque de distinción, había decidido que las tres pasarían por una estética cercana para arreglarse el cabello. La charla entre las tres, llena de risas