Los días transcurrieron con una calma engañosa tras el último incidente. Enzo ya se encontraba completamente recuperado, listo para retomar sus compromisos con la misma intensidad de siempre. Aquella mañana, se dirigió a su despacho en la ciudad para reunirse con sus socios: Massimo, Emilio, Paolo y Mateo. Aunque el ambiente de la reunión sería formal y enfocado en negocios, Enzo anticipaba las bromas que sus compañeros no dejarían pasar por alto respecto a sus conversaciones telefónicas con "Gatita".
El apodo, cuidadosamente escogido para proteger la identidad de Amatista, era suficiente para despertar la curiosidad y las risas de los demás. Y, efectivamente, tras discutir los puntos clave de las negociaciones, los comentarios comenzaron a fluir.
—Enzo, ¿ella siempre te pone en tu lugar así? —soltó Massimo con una sonrisa burlona, mientras Emilio reía a su lado.
—No sé cómo lo soportas. Creo que en tu lugar ya habría perdido la paciencia —agregó Paolo, con un tono entre admiración y