Enzo, Amatista y Emilio ingresaron a la sala privada donde una gran mesa redonda los esperaba. Al principio, la estancia era imponente, con un aire de exclusividad que se sentía en el ambiente, marcado por la elegancia de los asistentes. Muchos hombres de poder ya se encontraban allí, acompañados de sus esposas, algunas mujeres de compañía, y otros, como Enzo, que no solían ser vistos en este tipo de reuniones. La mesa estaba llena de charlas animadas, pero la llegada de Enzo con Amatista llamó la atención de todos, especialmente porque ninguno de los presentes parecía conocerla, ni a Emilio, quien caminaba unos pasos detrás de ellos.
Amatista, al entrar, notó a Carolina con el bebé en brazos. Carolina parecía tranquila, disfrutando de la celebración mientras cuidaba a su hijo. Al otro lado de la mesa, en un rincón más apartado, estaba la mujer que se había negado a ayudar a Carolina en el baño, su actitud arrogante todavía estaba presente, lo que hacía que Amatista se sintiera algo i