Amatista llegó a la habitación y dejó caer el vestido al suelo antes de meterse en el jacuzzi. El agua caliente la envolvió de inmediato, relajando sus músculos tensos. Luna y Samara ya estaban dentro, disfrutando con calma cuando comenzaron las bromas.
—Maldita sea, Amatista, con ese cuerpo me daría lástima vestirme. —soltó Luna con una sonrisa burlona.
—No es justo, algunos nacemos con suerte y otros tenemos que esforzarnos en el gimnasio. —agregó Samara, mirándola con fingida indignación.
Amatista rodó los ojos con una leve sonrisa.
—Perdí mucho peso. Apenas ahora estoy recuperándolo. —comentó, pasando las manos por sus piernas bajo el agua.
—Pues, si esto es "recuperándote", no quiero imaginar cómo te veías antes. —se rió Luna.
Las tres se quedaron disfrutando el jacuzzi, el agua tibia y el ambiente de tranquilidad... hasta que una alarma fuerte resonó por todo el club, interrumpiendo el momento.
El sonido era ensordecedor. Luna y Samara se miraron de inmediato y, casi al unísono,