Los días fueron pasando, trayendo consigo nuevas dinámicas y decisiones inesperadas. Amatista seguía en la suite del hotel donde Enzo la había llevado tras los eventos recientes, disfrutando de la tranquilidad y reflexionando sobre todo lo que había descubierto. Esa mañana despertó temprano, animada por la idea de encontrarse con Alicia, la madre de Enzo. Su charla con Isabel, su madre biológica, aún resonaba en su mente, pero sabía que necesitaba cerrar ciertos capítulos del pasado para poder seguir adelante.
El aroma del café recién hecho llenaba el pequeño salón donde Alicia la esperaba. Amatista llegó con pasos cuidados, casi nerviosa, y al verla, Alicia le sonrió con calidez. Ambas mujeres se saludaron cordialmente, aunque el aire estaba cargado con una mezcla de tensión y afecto.
Amatista fue la primera en romper el silencio, sentándose frente a Alicia.
—Hablé con Isabel y con Enzo. Ahora entiendo muchas cosas —comenzó, jugando con la cucharilla de su taza. Sus palabras eran pau