KAESAR:
Estaba furioso, tanto que quería ver sangre. Aprovechando que ya tenía a mis guerreros allí, les exigí que me siguieran. Iríamos de cacería, entre el celo y la rabia de haberle fallado a Kaela, a mi Luna. Estábamos descontrolados; necesitaba acción para no correr hacia ella.
Somos lobos; nadie preguntó por qué quería ir de cacería en un día como aquel en que la nieve no dejaba de caer. El aire me trajo el aullido de mi Luna; estaba segura en su manada, y eso me hizo reaccionar. Nos adentramos más en el bosque, la nieve crujía bajo nuestras patas. Seguimos una manada de búfalos; tenía que soltar toda la frustración. Mis guerreros y yo nos lanzamos tras ellos, un arranque de pura adrenalina que avivaba en mí un sentimiento de libertad desbocada. A medida que nos acercábamos a nuestras presas, en un