La casa está en silencio. Ethan cierra la puerta del cuarto de Ava con un suspiro silencioso, asegurándose de no hacer ruido.
La niña duerme profundamente, aferrada a su peluche, con una paz que parece sagrada después de todo lo que han vivido.
Al girarse, su mirada se encuentra con la de Clara, que lo espera en el pasillo, envuelta en una bata de dormir y con los brazos cruzados sobre el pecho.
Todavía no puede creer que la mujer de su vida esté ahí, en su casa, cerca de él después de que se marchara un día sin darle un motivo, sin dejar apenas una carta.
Al inicio, cuando Clara se marchó, él se enojó, y mucho, llegó a pensar que la odiaba por haberlo abandonado sin una razón, como si fuese un objeto al cual podía desechar. Luego, el dolor llegó y estuvo muchos meses deprimido y sufriendo, pero, ahora, no tenía ni idea de cómo se sentía.
Clara lo mira y no necesita palabras para saber que él quiere hablar. Ella asiente y se dirige hacia el salón. Ethan la sigue.
Ambos se sientan en