El sol apenas ha comenzado a asomarse cuando la doctora entra a la habitación con una sonrisa tenue y una carpeta en la mano.
Clara, sentada en la cama con la espalda apoyada en almohadas, aún luce frágil, pero sus ojos están más vivos que nunca.—Buenas noticias, Clara —dice la doctora—. Tus signos vitales se han estabilizado y la última resonancia muestra una mejora importante. Si todo continúa así, puedes recibir el alta hoy.Clara asiente en silencio. Por dentro, no está segura de estar lista para dejar el hospital, ese espacio que, aunque frío y estéril, se ha convertido en una especie de refugio. Afuera, el mundo es caótico. Incierto. Y peligroso. Y los fantasmas de su pasado la esperan ahí afuera.Ethan está junto a la ventana, con las manos en los bolsillos. Ha pasado la noche allí, dormitando en la silla, como ha hecho tantas veces. Al escuchar a la doctora, gira lentamente.—Clara —dice con voz suave cuando la doctora se marcha—. Si te dan el alta, qui