C92: Quizá sea prudente esperar un poco.
A pesar de los reiterados rechazos, Killian no cesaba en su empeño. Había conversado en varias ocasiones con su padre, procurando persuadirlo para que aprobara la unión entre Nadia y Elian. Se lo había prometido a Elian, y estaba dispuesto a cumplir aquella palabra, costara lo que costase. Más que un simple capricho, lo había convertido en una especie de misión personal: sellar con un compromiso lo que él consideraba una oportunidad conveniente para la familia.
Sin embargo, Jared permanecía firme. No había argumento, por más astuto o conveniente que fuese, que lo hiciera ceder. Ni los beneficios económicos, ni el prestigio del apellido de Elian, ni siquiera el supuesto bienestar de Nadia lograban moverlo de su postura. Cada intento de Killian era recibido con negativas tajantes, y, con el paso de los días, estas se volvían aún más tajantes y definitivas.
Frustrado por su incapacidad para cambiar la voluntad de su padre, Killian decidió finalmente sincerarse con Elian. Le explicó que n