Después de sacar a su hermano de aquel infierno en el que casi lo pierde, Rowan no perdió tiempo. Condujo la motocicleta a toda velocidad, abriéndose paso entre el caos que aún parecía latente en las calles. Su único objetivo en ese momento era llevar a Michael con vida hasta la unidad médica que él mismo había solicitado como medida preventiva.

La ambulancia, equipada con paramédicos capacitados y con los dispositivos médicos necesarios, se encontraba estacionada a un costado del camino, con las puertas traseras abiertas y lista para recibir al herido. En cuanto llegaron, los paramédicos se acercaron de inmediato, ayudando a Rowan a colocar a su hermano sobre una camilla rígida. El cuerpo de Michael, inconsciente, mostraba signos de daño y fatiga, y sus ropas estaban manchadas de sangre. Aunque Rowan también presentaba algunas heridas visibles, se negó a recibir atención hasta que su hermano estuviera completamente estabilizado.

Sin perder un solo segundo, la ambulancia se puso en m