C66: No quiero ser otra carga en tu vida.
Nadia frunció ligeramente el ceño, visiblemente confundida.
—No comprendo ese repentino interés tuyo —resaltó.
—Aunque te parezca extraño, tus obras me agradaron mucho —expresó Elian.
—Entonces ya las viste —agregó ella.
—Sí, sí. Ya las vi. Pero quería que tí misma me los mostraras —justificó Elian—. Es verdad que no siguen la misma línea que la mayoría de las piezas expuestas aquí, pero tienen algo... un matiz honesto y profundo. Se nota que pusiste mucho de ti en cada trazo, en cada color, y eso se valora. Estoy seguro de que, si continúas, tus futuras obras superarán incluso a estas. Créeme, estoy deseando ver más de tu arte.
Elian entonces se inclinó levemente hacia ella, tomándole con suavidad una de las manos. Con galantería, llevó el dorso a sus labios y depositó un beso.
—Espero que disfrutes del resto de la noche, y si en algún momento deseas conversar o simplemente no quieres estar sola, puedes buscarme. Estaré por aquí, paseando.
Dicho esto, le dedicó una última mirada y se