Capítulo 28: El Sexo Le Provocara Pereza.
Aunque Lía le había ocultado a su madre que trabajaba haciendo aseo en la firma de los Cancino, Ceida no era tonta. Un día vio en el cuarto de su hija ese uniforme que bien conocía. Quería encararla y hacerle el reclamo por mentirosa, por haberle ocultado esto, pero por ahora lo dejaría así. ¿Qué más secretos escondía su hija?
Betty y Rafael viajaron a Dubái para su luna de miel, hospedándose en el hotel más lujoso y costoso de la ciudad. Por supuesto, ella pagó absolutamente todo: el viaje, el alojamiento, las cenas, los caprichos. Se sentía la mujer más feliz del mundo, convencida de que al fin había encontrado al hombre perfecto. Rafael era apuesto, de cuerpo trabajado, con ese porte varonil que la enorgullecía mostrar. Sin embargo, en la intimidad las cosas eran distintas. Las pocas veces que habían estado juntos, él duraba muy poco; parecía que el sexo le provocara pereza. Además, tenía la extraña costumbre de hablar durante el acto, lo cual a ella le resultaba insoportable. Aun