Unos minutos después se vistieron.
Bruno la ayudó a abotonarse la blusa y le besó el hombro con una sonrisa apenas visible, mientras ella no podía dejar de mirar el anillo que ahora adornaba su dedo.
Sentía el corazón ligero y flotante a la vez, sin poder creer que esto fuese una realidad, y después de unos minutos más, se subieron a un auto mientras Bruno le informó al chofer que fueran a la mansión Machiatti.
Ella notó cómo el sol ya se ocultaba, mientras los dedos de Bruno sostenían los suyos, pero no era un agarre normal. Las formas de Bruno eran tan posesivas que Melissa soltó el aire. Y lo peor, es que le encantaba eso de él.
Bajaron de forma silenciosa del auto una vez estuvieron en la mansión, y Bruno pidió no avisar a Luca en especial. De hecho, se fueron sigilosos, y lo encontraron en el jardín trasero, enredado entre autos a control remoto y tierra.
La sonrisa de Meli se ensanchó cuando lo vio girarse de repente. Al principio frunció el ceño confundido, pero en cuanto Bruno