Alice se encontraba hecha una fiera, parecía un animal enjaulado en aquella inmensa mansión, sentía que sus manos picaban pero no de una manera común, no; solo deseaba poder acabar con la vida de Luar, terminar con esa maldita perra, la misma que según ella en su locura le había robado lo que le pertenecía, porque si, para aquella omega desquiciada Kim era de su propiedad, en su enfermizo mundo de fantasías él la amaba hasta que Luar apareció en su vida para interponerse entre ambos.
Se había creado una loca historia en su cabeza donde estaban juntos y felices, siendo destinados, por lo que estarían uno al lado del otro hasta el último suspiro.
Su obsesión por Kim había rebasado los límites, no era amor lo que sentía Alice, iba más allá de eso, se sentía capaz de matar, dañar, humillar y hacer sufrir a cualquier mujer que se le acercara al alfa, así alejó a cada una de las chicas que estaban con Kim. Desde que lo conoció se dijo así misma qué sería de ella y desde el primer instante h