Angèle
Él actúa como si me estuviera haciendo un favor, cuando en realidad es él la causa de todas mis desgracias. Me ayuda a tomar un baño, luego me lleva a la habitación donde me seca meticulosamente, después me trae un vestido nuevo que no conozco, ropa interior y viene a ponerme primero una crema para aliviar mis heridas en el muslo. Su mano es suave, toma otra crema que frota en mi sexo para atenuar el dolor que siento ahí. ¿Cómo sabe que aún me duele allí? Luego, me ayuda a ponerme mi ropa interior y mi vestido.
- El sanguinario ha llegado, te ayudaré a comer y luego iré a unirme al sanguinario para saber si está bien instalado.
- No necesito tu ayuda para comer.
- ¿Sibelle?
- Sí, maestro.
- ¿Te he pedido tu opinión?
- No, maestro.
- Eso es lo que me parecía.
Termina de vestirme, ¿acaso piensa que tengo cinco años o qué? Me ayuda a levantarme.
- ¿Puedo comer en mi habitación?
- No, tienes que moverte un poco, has estado acostada todo el día. Toma mi mano, te ayudaré.
- No, graci