Capítulo 47

Pasos. Voces. Gritos. Todo sucedía al mismo tiempo. A veces se apagaban, en otras se intensificaban. La escena se volvía difusa, irreal, mi mente flotaba fuera de mi cuerpo.

—¡Necesitamos una ambulancia ya! ¡Aquí! —gritó alguien desesperado, probablemente Thomas.

El suelo estaba frío. Yo seguía ahí, de rodillas, temblando, mis manos contra la herida que sangraba sin parar. Tenía miedo de soltarlo. Miedo de que si dejaba de presionar, su vida se me escurriría de los dedos. Mi única prioridad era él. Solo él.

Sentí manos a mi alrededor, voces que hablaban, órdenes que no entendía. Los rostros borrosos se movían rápido, intentaban separarnos, evaluarlo.

No podía soltarlo. Estaba aterrada.

—Va a estar bien... va a estar bien... —repetía intentando convencerme.

Esto... esto es solo una pesadilla, ¿por qué no me despierto? ¿Por qué sigo dormida? Necesito despertar, Vera, Vera, despierta, esto no está pasando... ¿Verdad?

Sentí unas manos tomándome de los hombros. Me sacudieron ligeramente. E
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