En el rincón más profundo del infierno
En menos tiempo del que hubiera imaginado, descubrí cómo destruir a varios celestiales. Solo pensar en experimentar con ellos me llena de un humor exquisito. Pero aún debo idear un plan para acabar con esos dos… y con ese humano, Jaik.
¿Cómo corromper su corazón?
Ah, sí… tengo un plan reservado. Y si todo sale bien, pronto tendré una nueva mascota. Una muy útil.
La idea hizo que el ser maldito se jactara, henchido de poder y soberbia.
Nunca imaginé que el sacrificio de ese humano, Kimy, me traería tantos beneficios…
Estoy aburrido —murmuró, mientras torturaba a un hombre cuyo rostro ya era irreconocible—.
El pobre desgraciado tenía la boca cosida, la piel rasgada por los surcos de las uñas del demonio.
Quiero sangre nueva.
Ya es hora de un poco de acción… y reacción.
Este lugar ya no es lo que era. Hay dolor, sí, pero no emoción. Y eso me irrita.
El demonio se retiró lentamente, lamiendo sus dedos impregnados con el último rastro de vida del homb