Aila POV
—¿Estás segura de que quieres hacer esto, Aila? Todavía podemos dar la vuelta.
La pregunta de Damián fue un susurro tenso a mi lado, casi ahogado por el sonido del viento que aullaba a través de los pasos de montaña.
Íbamos en un carruaje cerrado, una concesión a la comodidad de Kaelen, pero ni el terciopelo de los asientos ni los gruesos cristales podían aislarme de la imponente y brutal belleza del paisaje.
Hacía dos días que habíamos dejado el territorio de Colmillo Negro, y cada hora que pasaba, el mundo se volvía más extraño, más salvaje.
Los bosques amigables habían sido reemp